Todo sobre el contrabando en Brasil

El problema necesita ser debatido por ambos lados, dice el presidente de Paraguay

Sylvia Colombo

El presidente paraguayo Horacio Cartes, de 58 años, admite que el contrabando en la frontera entre Brasil e Paraguay “es muy difícil de controlar”, principalmente porque cambia de un momento para otro, al ritmo de las alteraciones del valor de las monedas locales en relación con el dólar.

“Usted habla de contrabando de acá para allá, pero quiero que se coloque en el puente que separa a los dos países ahora y vea cómo está el contrabando de allá para acá, o de la Argentina para acá. Nuestra moneda está fuerte, el real y el peso, devaluados. Por eso estamos inundados”, dijo, en una entrevista con Folha, en la residencia oficial de la presidencia, en Asunción.

Folha – ¿Cómo ve usted el problema de la frontera entre Brasil y Paraguay respecto al narcotráfico y al contrabando?

Horacio Cartes – Nosotros tenemos que conversar sobre eso. Aquí, el 100% del tráfico por Paraguay va hacia Brasil. Deberíamos sentarnos, los dos lados, y discutir, porque el destinatario es Brasil. Son delitos transnacionales.

En materia de frontera, debemos fortalecernos cada vez más. Hoy hay más tecnología empleada. Pero necesitamos entender que es preciso ser realista. El tipo de cambio de la moneda es determinante. Hoy, el peso argentino y el real brasileño en este nuevo nivel hacen que estemos inundados de productos que vienen de estos dos lados.

Usted habla de contrabando desde acá [Paraguay] para allá [Brasil], pero quiere que se coloque en el puente que separa a los dos países y vea lo que es desde allá para acá ahora, y de la Argentina para acá. Realmente es muy difícil de controlar, tenemos más de 400 kilómetros de frontera terrestre, las personas se adaptan a los cambios de mercado y de moneda. Hoy, nosotros estamos con una moneda fuerte y eso hace que estemos inundados de productos mientras que los demás países se devalúan. Se trata de una cuestión que tiene una vida propia, que va y viene. Pero nunca voy a proponer que tengamos una misma moneda [dentro del Mercosur, bloque comercial al cual pertenecen los tres países y Uruguay], porque no va a ser posible. Tampoco voy a proponer que tengamos la misma presión fiscal, no vamos a entendernos. Pero esto es cíclico. Generalmente, el impacto acá es más fuerte, porque Brasil tiene el tamaño de un continente.

Paraguay logró aumentar en los últimos años su poder de recaudación, que era uno de los más bajos del Mercosur. ¿Cómo trabajan para mejorar la recaudación aduanera?

Ponemos todo nuestro esfuerzo. Todos los días recibo kilómetros de fotografías de aduanas. De vez en cuando interceptamos una cantidad de productos ilegales, pero, por otro lado pasan otras cantidades. Estamos poniendo toda la energía, pero cada país tiene que defenderse. No voy a culpar a Sadia porque entran productos Sadia aquí. [En una nota, la empresa BRF, dueña de la marca Sadia, dijo que “se preocupa con la comercialización irregular de sus productos y espera que las autoridades paraguayas logren reprimir esa práctica, especialmente para garantizar la calidad y la seguridad alimentaria exigidas por el consumidor”.]. Tenemos que controlar y colocar cada vez más controles en las fronteras. No estamos satisfechos con la recaudación, todavía tenemos una evasión muy grande. Pero prefiero aumentar el universo de los contribuyentes que ya existe antes que subir los impuestos. Eso[aumentar impuestos] hace que evadir sea todavía más atractivo.

¿Cómo está actuando el Estado para disminuir la economía informal, que representa un 40% del PIB?

Colocamos en eso toda la energía y sabemos que el camino no es corto. Los discursos no le dan seriedad a un país, es la conducta y las realizaciones que ayudan a construirla. Las agencias de calificación de riesgo vienen mejorando la nota de Paraguay y vamos a seguir trabajando en eso. Siempre nos preparamos para enfrentar las inestabilidades que el mundo ofrece. Cuando Estados Unidos sacude alguna cosa, hay un efecto. Tenemos mucho para invertir y queremos la experiencia de Brasil. Ustedes están en otro siglo en materia de conocimiento y de infraestructura. Nosotros, por muchas décadas, nos quedamos atrás, entonces creo que hay muchas cosas en las que podemos colaborar.

¿Usted todavía tiene vínculo con sus empresas? ¿Toma decisiones?

Desde que asumí la presidencia me desvinculé de todo, soy solo accionista. El problema es que, después de que salí, todo comenzó a funcionar mejor (risas). Creo que no quieren que vuelva (risas).

¿Cómo usted reacciona ante las denuncias de que productos de esas empresas, principalmente cigarrillos, entran de forma ilegal en otros países?

Con absoluta tranquilidad. La verdad es que, si fuera verdad, estaría muy preocupado. Eso puede ser investigado pero siempre es bueno recordar que siempre hay intereses que motivan la aparición de ese tipo de noticias.

A fines del año pasado, el diario mexicano “Milenio” publicó un artículo que decía que los cigarrillos de su empresa, Tabesa, eran responsables por el 7% del comercio ilegal de tabaco en México…

Eso fue plantado y sabemos por quién. Es algo “refrito”, algo que ya fue usado en mi contra durante la campaña electoral. Si quieren investigar, sigan adelante. Lo que digo es que, si fuera verdad, es necesario que exista una denuncia. ¿Por qué esas cosas surgen en los medios y luego desaparecen? Si tengo algo, voy a la Justicia de aquí y del país que fuera, pero voy. Pero, cuando queda solamente en una noticia…

En Colombia hubo una denuncia [en abril, el gobernador del departamento de Bolívar presentó una queja contra Tabesa por promover el comercio de cigarrillos contrabandeados, causando una pérdida de ingresos estimada en US$ 67 millones].

Sí, pero eso está movido por las multinacionales, que están en todas partes. Siempre hay intereses por atrás.