Estado AlteradoEfectos de la política de drogas por el mundo

Europa

Apoyado por subvención de Open Society Foundations

Los consumidores son enviados a tratamiento o asistencia social sin pasar por el sistema judicial portugués, como parte de una política con buenos resultados; El avance de los opioides y la cocaína sigue preocupando en el continente

Holanda teme quedarse atrás en el sector de la marihuana que aún es ilegal

Los jóvenes fuman marihuana en la plaza de los museos de Ámsterdam

 Los jóvenes fuman marihuana en la plaza de los museos de Ámsterdam - Danilo Verpa/Folhapress

En Holanda, uno de los partidos gobernantes de la coalición propuso el año pasado legalizar la venta de éxtasis y otras drogas blandas. Una cuestión que aún no ha sido decidida.

No obstante, se aprobó otro proyecto que reguló la producción de marihuana y el plan piloto se implementará en cinco regiones del país.

Para aquellos que ya viven de vender la hierba, la apertura se retrasa. “He trabajado durante 29 años con algo que no es ni legal ni ilegal”, dice Ludo Bossaert, fundador y propietario de la cafetería Paradox, uno de los 164 lugares donde se puede comprar y fumar cannabis en Ámsterdam, dentro de la política de tolerancia holandesa, en que la venta de la droga es ilegal, pero está permitida.

Los coffeeshops tienen licencia, pagan impuestos y son inspeccionados. No pueden servir alcohol ni atender a menores de 18 años, y la venta está limitada a 5 gramos por persona por día; en la tienda, el stock total de marihuana no debe exceder los 500 gramos.

Para quienes venden más de diez tipos diferentes de hierba y atienden de 400 a 600 personas cada día, gestionar este límite no es fácil. “Necesito tener proveedores garantizados y muy confiables, ya que no puedo quejarme a la policía si el producto es malo”, dice.

Otras limitaciones son tener que pagar al traficante en efectivo y no controlar las características y calidad del cannabis comprado. “Estábamos a la vanguardia de este mercado y ahora nos estamos quedando atrás. La legalización de la producción permite estudiar hierbas, seleccionarlas, vender mejores productos. Canadá y Estados Unidos están ocupando ese lugar”, dice Bossaert.

Los jóvenes fuman marihuana en centro de Ámsterdam y en el cofffeeshop Voyagers - Danilo Verpa/Folhapress

Si ya da trabajo en Paradox, la logística es aún más complicada en Voyagers, coffeeshop y hotel inaugurado en 1996, que atiende hasta 1.200 clientes en un solo día.

Para mantener las latas de hierbas llenas sin superar el límite de 500 gramos, el establecimiento tiene el stock controlado por una aplicación a la que también tiene acceso el proveedor, que realiza varias entregas al día.

Coffeeshop en el Barrio Rojo de Amsterdam - Danilo Verpa/Folhapress

“La guerra contra las drogas todavía va a pasar a la historia como un gran error en el curso de la humanidad”, dice el criminólogo y consultor holandés Tim Boekhaut Von Solinge, cuyo doctorado compara las políticas europeas en el área. Según el especialista, el experimento social realizado en Holanda ya ha demostrado que permitir (o tolerar) las ventas no aumenta el consumo.

Jóvenes fuman marihuana en el centro (arriba) y en los coffeeshops Paradox (abajo a la izquierda) y Voyagers en Amsterdam - Danilo Verpa/Folhapress

En Portugal, la despenalización tampoco ha aumentado el consumo, y el porcentaje de consumidores de drogas en el país está por debajo de la media europea.

El concejal de Lisboa, Manuel Grillo, ve avances en la regulación de la producción y venta de cannabis en Portugal: “La hierba ya no se vendería en el mismo circuito que otras drogas, potencialmente más peligrosas”. En la Cámara de Lisboa, incluso se ha hecho el cálculo de ingresos fiscales y ahorro de recursos que hoy se destinan a la represión del tráfico, que podrían invertirse en otras áreas.

El razonamiento económico tiene sentido, dice Solinge. “La economía de las drogas es una de las más grandes del mundo, es totalmente informal y está relacionada con el tráfico de armas, destruyendo muchos países. ?Por qué dejar ese dinero en manos de delincuentes?”. Según el experto, ya está claro que “a los humanos les gusta intoxicarse de vez en cuando”, y ya es hora de hacerlo con más beneficio para la sociedad.

El británico Axel Klein está de acuerdo: “Estamos simplemente llevando a cabo una política de drogas que heredamos en 1920, sin base científica ni médica. Una política que hasta el día de hoy no ha tenido éxito, pero la seguimos repitiendo”.

No obstante, la perspectiva de apertura preocupa al EMCDDA (European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction), que registró entre 2006 y 2017 un aumento de un 76% de la demanda de tratamiento por consumo de cannabis en los 24 países europeos de los que se dispone de datos. El número de pacientes adictos a la marihuana o al hachís llegó a 155.000 en el continente en 2017, según el centro.

En los países que castigan la posesión y el consumo, más de la mitad de las 1,2 millones de infracciones notificadas en 2017 estaban relacionadas con el cannabis.

Advertencia de prohibición de fumar en hoteles de Ámsterdam - Danilo Verpa/Folhapress

Edición y coordinación Paula LeiteEditora de imagen Thea SeverinoEdición y revisión Paula Leite, Marcelo Leite y Luciana CoelhoEdición de imagen Fernando SciarraTratamiento fotográfico Edson SallesInfografía Gabriel Alves, Gustavo Queirolo y Simon DucroquetDesign Irapuan CamposCoordinación gráfica Kleber Bonjoan y Rubens Fernando AlencarDesarollo web Pilker