La serie Estado Alterado nació del deseo de mostrar al lector brasileño las políticas de drogas de otros países, en un momento en que la discusión avanza poco dentro del país mientras los niveles de violencia relacionados con el narcotráfico siguen siendo altos y la población carcelaria es una de las más numerosas del mundo. La guerra contra las drogas también afecta de manera desproporcionada a los negros, que son el 77% de las víctimas de homicidio y el 67% de los presos.
A partir de estudios y conversaciones con corresponsales internacionales y reporteros de Folha, elegimos ocho países, además de Brasil, que se encuentran en diferentes puntos entre la represión severa de las drogas y la legalización de una o más sustancias: Uruguay, Bolivia, Estados Unidos, Israel, Portugal, Holanda, China e Indonesia. Además, buscamos elegir naciones que adoptaron diferentes estrategias: la legalización de la marihuana en Uruguay, por ejemplo, se implementó de manera bastante diferente a la que se llevó a cabo en Estados Unidos.
Seis periodistas y tres reporteros fotográficos viajaron a seis países y a Río de Janeiro entre enero y septiembre de 2020. Durante sus viajes, los reporteros tenían como objetivo entrevistar a personas involucradas en las distintas etapas de la producción, procesamiento y distribución de drogas, así como a consumidores, adictos y extoxicómanos, y las personas involucradas en su recuperación, al mismo tiempo que recopilaban la mayor cantidad de datos disponibles sobre la producción y el consumo de drogas de cada país. Además, en todos los viajes, un reportero gráfico se encargaba de hacer registros de imágenes y vídeos.
Cuando se extendió la pandemia de la Covid-19 por todo el mundo, dos de los viajes programados aún no se habían realizado: a China e Indonesia. Por tanto, estos dos capítulos fueron escritos a distancia por dos periodistas radicados en São Paulo, pero siempre pretendiendo mantener el mismo rigor a la hora de cotejar y recabar información. No obstante, en estos dos casos no fue posible la producción propia de fotos y vídeos.
También fueron utilizadas infografías estandarizadas con el perfil de cada país (con datos como PIB per cápita, población, IDH, etc.) y con el perfil de las principales drogas consumidas o producidas en cada país. El proyecto fue presentado a Open Society Foundations, que cubrió parte de los costes de producción.​